miércoles, 7 de marzo de 2007
Escrito por cocktailgenital a las 11:20 a.m.
No han pasado ni 24 horas de que se levantó la huelga en nuestra Alma Mater, la Universidad Autónoma de Querétaro, y ya se respira esa atmósfera de resaca posthuelga que distingue a los yuxtapuestos sentimientos proletarios que conforman las partes más inferiores del escalafón nominal de la universidad, es decir los de servicio de limpia universitario. Los primeros en hacer frente al día después de la insípida huelga ya estaban recogiendo la basura orgánica producida por los días sin escoba que sucumbieron a los fuertes vientos de fin de semana: ramas, troncos, resabias de plástico, moho, puas, latas de cerveza y hasta ¡condones usados!
Medios de comunicación locales se limitaban a dar la noticia en breves palabras: el sindicato de trabajadores de la UAQ aceptó el aumento de 3.8% entre otras contribuciones extras dirigidas a las prestaciones. ¡Sencillo y sin prescedentes! Marta Padilla, primera servidora y representante del sindicato, calificó de un gran logro el paro de labores; los profesores se limitaron, en su mayoría, a no aparecer ni siquiera por los alrededores: los últimos en creer que la huelga se había terminado era en su generalidad la misma universidad.
¡Vamos a desayunar, güey!, ¡ni madres, no va a venir ningún profe!, eran sentencias comunes que aglutinaban el sentir común de los escasos presentes dentro del día posthuelga. Pocos autos, pocas clases, pocas cafeterías abiertas, poco aumento salarial, pocas esperanzas de que se resuelvan los problemas económicos de la universidad, pocas posibilidades jurídicas de perseguir a la corrupción de la administración, pocas posibilidades de una reforma universitaria sustancial, poca inspiración para pocos inspirados que aún le hallan un sentido a venir a la UAQ.
Este día, antes de que se cumplan las 24 de horas posthuelga y de que el cien por ciento de la comunidad universitaria caíga en la cuenta de acabó el paro, se inaugura este foro de escritura y fascinación por la desfachadez y el iconoclasta sentimiento de recurrir a la nada para escribir de todo, sin falsas esperanzas heróicas de pretenciones periodistas inexistentes, ni muchos menos eufemismos intelectuales que funcionan como un lavamanos idóneo, un remedo de astringente dialectico. Le apuesto a lo efímero, a lo irreverente, a lo cursi, a lo mordaz, a lo elocuente, a la fantasía, a la segunda dimensión y a la amplitud modulada: termina la huelga pero comienza la invasión de los contextos académicos... al final de cuentas, como decía Bordieu, la escuela es sólo un eslabón.
Querida Comunidad, en verdad ¿ha terminado la huelga? Hube terminado mi escrito y me di cuenta que no; salvo las demandas explicítas que siempre se escriben con signos de pesos, las demandas estructurales (hablando de la sistematización de la moderna academia...esa de la que habla Saramago) siguen esperando turno con el eufemismo de asignaturas pendientes.

Carlos Campos
 
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